¿Qué sería de los documentales de La2, sin aquella voz en off que capta tu atención y a la vez te sume en un estado de casi hipnosis? ¿O de aquellas cintas de casete con los cuentos que escuchábamos en el coche de pequeños? ¿O de las radionovelas de nuestros abuelos?
Hay que reconocer que siempre ha habido una voz presente en nuestras vidas.
¿Pero quién hay detrás de ese altavoz, o de esa pantalla?
Ponerle voz a algún proyecto, ya sea audiovisual, teatral, presentaciones, etc., es todo un arte. A veces, el locutor está presente, se muestra, y otras (la mayoría) únicamente es su voz la que se presenta, la que tiene presencia. Y es ahí donde reside el verdadero reto, el arte, y donde el talento y las habilidades de cada locutor se ponen de manifiesto.
No se trata simplemente de decir o leer el guión o el texto, sino de transmitirlo, dotar de emoción ese mensaje, y únicamente con la voz. La voz tiene ese poder, el de transmitir emociones, y con ella se puede sugestionar, emocionar, dominar, enamorar, entristecer, inspirar temor, relajar...
Como todo arte, el de la voz en off requiere de entrenamiento y de mucha preparación. Es un trabajo de interpretación y de comprensión (por eso, muchos locutores que se dedican a poner voz a diferentes proyectos, son actores profesionales o tienen formación como actor). Entender el mensaje, saber a quién va dirigido, para encontrar ese tono adecuado que haga que todo fluya.
Y si todo cuadra: talento, intencionalidad y tono, entonces se produce la magia, y es cuando de repente te sientes atrapado por esa voz que te transporta y despierta tu imaginación.
Te dejo con unos ejemplos como muestra de ello.
Ejemplo 1: voz inspirada para trasnmitir un mensaje emotivo para una empresa (locución en castellano)
Ejemplo 2: voz desenfadada de personaje para documental (locución en catalán)
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